Esta semana , pasada gracias a Dios, no he visto caer tanta agua, mas aún después de que parecía que llegaba el buen tiempo.
La semana pasada durante los siete días de la misma no se pudo dejar el paraguas, llovió de la mañana a la noche y sin parar, con peligro de inundaciones, pero no solo fue aquí en el País vasco, empezó por Galicia y siguió por Asturias recorriendo la cornisa Cantábrica sin dejar de caer agua, que parecía que nunca había llovido.
Lo del chirimiri de aquí pasó a la historia, era lluvia torrencial, esta vez con suerte pues no se llegó a desbordar ningun río, arrasando todo como pasó en Galicia y Asturias, pero poco faltó.
Según oí creo que fue en toda España lo de las lluvias ya que en sitios donde nunca o casi nunca llueve (comunidad Valenciana, Andalucía, etc... también recibió lo suyo.
Claro que según dicen los que entienden de climatología es que estos desarreglos son los que certifican que el cambio climático ya está aquí, y que pasaremos de épocas de sequía a épocas de grandes inundaciones, pero si así va a ser habrá que idear alguna forma de recoger este agua sobrante para utilizarla en épocas en que falte.
Pero claro, como nadie cree en las cosas hasta que estas no pasan este desastre nos cogerá desprevenidos y como siempre sin saber que hacer.
Aun recuerdo hace no muchos años en que vino un año de tanto calor que el embalse de Vitoria estaba bajo mínimos, las peleas entre las dos comunidades sobre para quien era la poca agua que quedaba, los Alaveses que era suya porque el embalse estaba en su tierra, y los Vizcaínos porque se había construido con su dinero, los bares poniendo termos para guardar almacenar agua, no había ni un ventilador a la venta en las tiendas pues tal eran las temperaturas que incluso en zonas donde no se está preparado para el calor como la nuestra no se podía respirar ni dormir; en esa época proliferaron el aire acondicionado y estos hicieron su agosto con sus instalaciones no dando a basto.